martes, 13 de enero de 2009

Evo Morales y Bolivia: Gestos populistas y fondo neoliberal

Una enorme cantidad de datos –hechos relevantes para evaluar ambos escenarios– están disponibles para cualquiera interesado en formarse un juicio completo sobre la
dirección que va a tomar Evo Morales: privatización de MUTUN (una de las mayores explotaciones mineras del mundo), apoyo a las multinacionales extranjeras para el
control del gas y petróleo, mantener la política fiscal y respetar
a las compañías ilegalmente privatizadas...


Introducción: Una evaluación realista de la victoria electoral de Evo Morales requiere conocer el
papel desempeñado en las recientes insurrecciones populares en Bolivia, su
programa e ideología, así como las primeras medidas adoptadas por su
gobierno. En el pasado inmediato, innumerables intelectuales de izquierda,
académicos, periodistas y ONG se han subido neciamente al carro de
una serie de nuevos presidentes “populares” electos (Lula en Brasil,
Gutiérrez en Ecuador, Vázquez en Uruguay y Kirchner en Argentina) que
han respetado a las empresas privatizadas,que pagan rigurosamente la
deuda exterior, que aplican las políticas fiscales del Fondo Monetario
Internacional (FMI) y envían fuerzas militares a Haití para mantener al
gobierno títere impuesto por EE.UU., y para reprimir las luchas de los pobres
para restaurar el gobierno de Aristide elegido democráticamente.
De nuevo, tenemos un líder popular elegido en Bolivia. Y de nuevo, un
ejército de incondicionales entusiastas de izquierda domina el debate,
dejando de lado hechos significativos y los cambios de política de los últimos
cinco años.

El significado de la victoria electoral de Morales

El margen de la victoria electoral de Evo Morales, un 54 % frente al 29 %
de su más cercano adversario, supera al de cualquier anterior presidente en
los últimos 50 años. Su partido, el MAS (Movimiento hacia el Socialismo) ha
conseguido mayoría absoluta en la Cámara Baja y casi ha alcanzado la
mayoría en el Senado, así como 3 de los 9 gobernadores elegidos, a pesar
de que el Consejo Electoral eliminó casi un millón de electores del censo
(la mayoría votantes indígenas de Morales) por razones técnicas. En
segundo término, Morales ganó en todas las grandes ciudades (con
excepción de Santa Cruz, baluarte de la extrema derecha), y superó el 65 %
de los votos en muchas zonas rurales y urbanas empobrecidas. En tercer
lugar, Morales y el MAS vencieron a pesar de la oposición de los principales
medios de información electrónicos e impresos, de las asociaciones
de empresarios y propietarios de minas y de las intervenciones y amenazas
de la embajada de Estados Unidos. En este caso, la oposición de
las empresas estadounidenses a Evo Morales sirvió para aumentar el
apoyo popular, dando lugar a una masiva participación nunca vista. Al
contrario que los muy prestigiosos “críticos de los medios” de todo el
mundo, la gran mayoría de la gente no se dejó influir por las 24 horas de
avalancha de propaganda sucia llevada a cabo en todos los medios de
comunicación. En cuarto lugar, se ha presentado a Evo en los medios, y a
través de sus propios publicistas, como el primer presidente indígena
de las Américas, lo que en sentido técnico es cierto pero debería haberse
señalado que el presidente Chávez de Venezuela es mestizo, que un ex
vicepresidente de Bolivia fue un (neoliberal)indígena; que el presidente
peruano Toledo proclamaba sus orígenes indios y llevaba un poncho
durante su campaña electoral; que en Ecuador ha habido indígenas ocupando
importantes puestos ministeriales en el gobierno del derrocado presidente
Gutiérrez (entre ellos en Agricultura y Asuntos Exteriores). Con
excepción de Chávez, la presencia de indígenas en altos cargos no ha
servido para aprobar medidas progresistas en regímenes esencialmente
neoliberales.

La respuesta a la victoria electoral de Morales y el MAS

La respuesta generalizada de los gobiernos de izquierda, de centro y
de derecha a la victoria de Morales ha sido positiva. Fidel Castro, Chávez,
Zapatero (España), Chirac (Francia) y Wolfowitz (del Banco Mundial) felicitaron
al ganador. Estados Unidos adoptó una posición ambigua. La cautelosa
alabanza del proceso electoral realizada por Condoleeza Rice llegó
acompañada de la previsible advertencia de que debería gobernar por
“métodos democráticos” (según las indicaciones estadounidenses). Al
mismo tiempo, poco después de las elecciones, las Fuerzas Especiales
estadounidenses, con base en Paraguay, iniciaron unas maniobras
militares en la frontera con Bolivia. Las principales compañías de petróleo
(Repsol, Petrobras, etc.) expresaron su deseo de trabajar con el nuevo presidente
(siempre que respete las reglas del juego). Mientras tanto, anunciaron
que se mantendrían las nuevas inversiones.
Los dirigentes de las principales confederaciones de trabajadores: la
Confederación Obrera de Bolivia (COB), la Confederación de Mineros,
las Confederaciones de barrio de El Alto (ciudad obrera de 800.000 habitantes,
cercana a La Paz) adoptaron una prudente postura de “esperar y
ver”, exigiendo que sus primeras medidas incluyan la nacionalización
de las compañías de petróleo y gas y la convocatoria de una asamblea
constituyente. A pesar de las reticencias de estos dirigentes, incluso en
apoyar la elección de Evo, la gran mayoría de sus seguidores votaron
abrumadoramente por Morales.

En resumen, con excepción de Estados Unidos, ha habido un amplio
apoyo a la victoria de Evo, que comprende desde los grandes capitalistas
a los parados, del Banco Mundial a los indígenas descalzos de los Andes,
cada uno con su propia interpretación y expectativas sobre las políticas
que van a seguir la presidencia de Evo Morales y el Congreso con mayoría
absoluta del MAS.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy largo ..a medio post me aburri y puse una tienda de cocos ..

=)