lunes, 26 de enero de 2009

Bolivia, Israel y los Musulmanes

A cuatro años del ascenso de Evo Morales los bolivianos viven angustiados, mientras se cumple lo vaticinado: persecución de opositores, terrorismo de estado, vandalismo, despotismo, nepotismo, racismo, corrupción, saqueo al país, carencia de productos básicos, indigencia en aumento, narcotráfico sin límites, asesinatos, linchamientos, torturas, prepotentes amenazas de los gobernantes, y violaciones de las leyes a granel.

Todo y más de lo que sucedió con los peores regímenes de facto que usurparon el poder en el pasado, está ocurriendo en Bolivia. Morales es el típico caudillo bárbaro semejante a los de otras épocas, pero con apoyo extranjero.

En Noviembre último, sus seguidores más cercanos y leales, los sanguinarios indios de Achacachi -- un poblado cercano a La Paz--, después de golpear brutalmente a 11 hombres y mujeres de entre 40 y 60 años que visitaban el lugar, los quemaron vivos hasta que nueve murieron. Los acusaron de robo, pero no probaron su delito.

La llaman Justicia Comunitaria, y el gobierno indigenista la autoriza como derecho de las etnias originarias en la nueva constitución política, que también habla de perpetuar a Morales en el poder.

En Bolivia hay temor, y mucho, porque aquellos que no conocen a los indios desenfrenados, desconocen el pavor. Lo más cercano a los oriundos altiplánicos, son las hordas de fanáticos musulmanes.

No es por casualidad que los árabes estén afianzando lazos con Morales, tienen en los indígenas el material humano propicio para expandir la Yijad. El salvajismo musulmán encaja perfectamente con el altiplánico.

Morales inició su amistad con los árabes antes de llegar al poder, cuando recibió el Premio Gaddafi, y el “Libro Verde” escrito por el dictador libio empezó a ser la nueva biblia del boliviano.

Ya en el poder, tomado del brazo de Hugo Chávez, contrajo matrimonio con Majmud Ajmadineyad y los ayatolas de Irán. Coincidente con su compromiso con el Islam, y en su desprecio por el cristianismo, recientemente el gobierno le “negó competencias” al Cardenal boliviano Julio Terrazas, “para inmiscuirse en asuntos que atañen a la población general”.

El Viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, Sacha Llorenti, que antes de ocupar ese puesto fue Presidente de la Organización de Derechos Humanos de Bolivia, dijo que “el gobierno tiene ciertas discrepancias con algunos jerarcas católicos”. ¡Y cómo no las va a tener, si quieren acabar con la fe y tradición judeocristiana!

La Iglesia Católica ha sido tradicionalmente la única institución que ha servido de eficaz mediadora y apaciguadora en los conflictos internos, y ahora está siendo forzada a callar y desaparecer.

En su último desplante internacional, el presidente campesino rompió relaciones diplomáticas con Israel, bastión del Judaísmo y el Cristianismo, obedeciendo a Hugo Chávez que hizo lo mismo previamente. (Ambos también rompieron con Estados Unidos el 2008).

A Israel no le hace mella el resquebrajamiento, ya que ningún beneficio obtiene de esa amistad, al punto que después de medio siglo de presencia diplomática en Bolivia, decidió sacar su embajada de La Paz mucho antes de que Morales fuera electo.

En 1948 Bolivia votó en la ONU a favor del derecho de los judíos a su estado propio, fue la única vez. Desde entonces sus votaciones sobre Israel fueron negativas. Tal vez porque el embajador “vitalicio” que la representaba en el foro era de origen árabe.

El diplomático era ratificado en el cargo por todos los gobiernos, ya que la mayoría de los presidentes bolivianos no tenían idea de lo que sucedía internacionalmente. Su mentalidad siempre fue pueblerina, etnocentrista y localista.

Evo Morales no es diferente, es el menos preparado de todos, pero es guiado por duchos venezolanos y cubanos que le indican cuando abrir la boca para ser noticia. Morales obtiene notoriedad debido al apoyo que recibe de la maquinaria mediática izquierdista, que lo expone como un espécimen digno de observación.

Su aspecto vernáculo lo convierte en motivo de interés para la progresía mundial, que se fija en los rasgos superficiales de las personas más que en su contenido intelectual, y considera que cualquier indígena en el poder es un símbolo de avance sociopolítico.

El quiebre con Israel le es importante para afianzar su alianza con el mundo islámico, principalmente con Teherán. No es casual que el anuncio fue hecho cuando en La Paz se encontraba Mujamad Abbasi, Ministro de Cooperación de Irán, que viene prometiendo desde hace rato la inversión de muchos millones en Bolivia, de los que aún no se vio un solo centavo.

Lo que sí es muy probable, es que a cambio del rompimiento, los indígenas empiecen a recibir modernas armas, iguales a las que Irán entrega al Hamas y Hezbolah.

Los musulmanes quieren establecerse en Sudamérica, y no hay mejor lugar para iniciar la colonización y el adoctrinamiento islamista que Bolivia, donde gozan de numerosa e ingenua población indígena, sin convicción religiosa.

La nueva constitución política que se someterá a referendo el próximo 25 de Enero, excluye por primera vez en la historia del país, la religión católica como parte del estado.

En algún tiempo no muy lejano, clérigos musulmanes con copias del Corán bajo el brazo empezarán a circular por el altiplano y los minaretes de las mezquitas resaltarán desde la distancia.

¿Qué tiene en común Barack Obama con los populistas latinoamericanos promotores del Socialismo del Siglo XXI?

Prácticamente todo. Con el que más se parece es con Evo Morales, el presidente boliviano.

Con la diferencia de que Obama lee con fluidez --a diferencia de Morales—y que cursó estudios universitarios, su pasado y sus ideas para “cambiar” la historia son parecidos. En realidad, lo único que Obama sabe hacer es leer. Su retórica elocuente cuando está detrás de un podio, se debe a que está leyendo discursos hechos por expertos. Si la gente cree que es un gran orador se debe a la magia del “teleprompter”.

El teleprompter es un aparato electrónico que muestra el discurso --que fue previamente cargado en una computadora-- en un cristal transparente situado en la parte frontal de una cámara o en los costados del estrado y que desde el ángulo de la audiencia se ve solamente como si fuesen pequeños paneles de vidrio o acrílico. El texto es invisible para los que están frente al orador.

En algunos casos se controla a través de un pedal en los pies del presentador, que al pisarlo hace avanzar el escrito y si deja de pisarlo éste se detiene, así el sujeto puede leer con comodidad y a su ritmo haciendo que la alocución se note natural y pausada, o también puede ser manejado por un operador.

Obama es un hábil manipulador del teleprompter y sin él está perdido. Por eso, al inicio de la campaña electoral no aceptó la propuesta de su opositor republicano John McCain de presentarse conjuntamente en debates regionales, ya que cada vez que abre la boca sin un guión al frente, dice alguna estupidez de la que después tiene que desdecirse.

Hasta el momento no ha habido un solo tema sobre el cual no haya cambiado de opinión y no fue por propia voluntad que lo hizo, sino porque se vio obligado por el partido, para no salirse demasiado de la corriente moderada de pensamiento del votante norteamericano.

Su última gansada fue decir que Estados Unidos solucionaría su problema de dependencia energética del exterior, si sus compatriotas inflaran las ruedas de sus automóviles y afinaran el motor de sus vehículos.

Más allá de la imbecilidad del comentario, que le hizo perder el apoyo de incontables simpatizantes, haciendo que en este momento las encuestas muestren un virtual empate de preferencia entre ambos candidatos a la presidencia, la acotación esconde un objetivo más siniestro.

Permitir la perforación de nuevos pozos petroleros y lograr la autosuficiencia de combustible, debilitaría a los árabes y a Chávez, que verían bajar el precio del crudo. Obama no desea que eso suceda, porque es más musulmán que estadounidense, y es más socialista que capitalista.

El demócrata es un facilitador de los islamitas, los no-blancos, y los populistas. Sus discursos --antes de que se los escribieran-- eran semejantes a los de Chávez, la Kirchner o Morales.

Veamos su similitud con Evo Morales: Los dos tienen complejos y resentimientos contra los blancos que se revelan en sus actitudes arrogantes y displicentes. Pertenecen al ala más izquierdista del espectro político. Hablan de “cambiar” el mundo, quitando de los ricos y dando a los pobres. (La fórmula socialista tradicional de empobrecimiento colectivo).

Ambos sacan a relucir su raza cuando no tienen argumentos para contrarrestar a la oposición. Morales no se cansa de decir que “quieren derrocar al indio”, y Obama arguyó que dirán que tiene un nombre extraño, o que no se parece a los individuos que figuran en el dólar.

Buscan simpatizar con los líderes de las naciones y agrupaciones más sombrías del orbe; desean elevar los impuestos y promueven una mayor intervención estatal en los negocios de las personas; consideran que el mundo está formado por opresores y oprimidos. Su experiencia política se limita a dos años de propuestas irracionales vetadas en el congreso, en el caso de Obama, y de sindicalismo y vandalismo callejero, en el de Morales.

Sus amistades personales son de cuestionable reputación. Obama y su pastor, musulmanes radicales, delincuentes financieros, raperos gánsteres, y otros de igual talante que afloran cada semana. Morales es el jefe de los productores de coca, que están hermanados con los narcotraficantes, y es socio y peón del delincuencial Chávez, desfalcador del erario venezolano, financiador de la guerrilla, el secuestro y el terrorismo en América Latina.

Morales y Obama se creen “designados por gracia divina para salvar al mundo”, y ahí es donde hay que tener mayor cuidado con ellos, porque los que tienen ínfulas mesiánicas, no ven límites a sus delirios de grandeza.

Ninguno dimensiona la realidad con cabalidad. Obama dijo que si Estados Unidos venció a la Unión Soviética, que era una potencia, no tiene nada que temer de Irán u otros países pequeños. El senador obviamente no sabe diferenciar entre una guerra fría que no cobró candor y una guerra ardiente contra fanáticos religiosos. Además, Estados Unidos no derrotó a la URSS, la Unión Soviética se derrotó a sí misma con su incongruente comunismo. Por su lado, Morales, Chávez, Kirchner y los otros socialistas, están convencidos de que unidos serán una “potencia mundial”. Las pretensiones, demagogia e ignorancia de Obama y los populistas latinoamericanos, es la misma.

martes, 13 de enero de 2009

Evo Morales y Bolivia: Gestos populistas y fondo neoliberal

Una enorme cantidad de datos –hechos relevantes para evaluar ambos escenarios– están disponibles para cualquiera interesado en formarse un juicio completo sobre la
dirección que va a tomar Evo Morales: privatización de MUTUN (una de las mayores explotaciones mineras del mundo), apoyo a las multinacionales extranjeras para el
control del gas y petróleo, mantener la política fiscal y respetar
a las compañías ilegalmente privatizadas...


Introducción: Una evaluación realista de la victoria electoral de Evo Morales requiere conocer el
papel desempeñado en las recientes insurrecciones populares en Bolivia, su
programa e ideología, así como las primeras medidas adoptadas por su
gobierno. En el pasado inmediato, innumerables intelectuales de izquierda,
académicos, periodistas y ONG se han subido neciamente al carro de
una serie de nuevos presidentes “populares” electos (Lula en Brasil,
Gutiérrez en Ecuador, Vázquez en Uruguay y Kirchner en Argentina) que
han respetado a las empresas privatizadas,que pagan rigurosamente la
deuda exterior, que aplican las políticas fiscales del Fondo Monetario
Internacional (FMI) y envían fuerzas militares a Haití para mantener al
gobierno títere impuesto por EE.UU., y para reprimir las luchas de los pobres
para restaurar el gobierno de Aristide elegido democráticamente.
De nuevo, tenemos un líder popular elegido en Bolivia. Y de nuevo, un
ejército de incondicionales entusiastas de izquierda domina el debate,
dejando de lado hechos significativos y los cambios de política de los últimos
cinco años.

El significado de la victoria electoral de Morales

El margen de la victoria electoral de Evo Morales, un 54 % frente al 29 %
de su más cercano adversario, supera al de cualquier anterior presidente en
los últimos 50 años. Su partido, el MAS (Movimiento hacia el Socialismo) ha
conseguido mayoría absoluta en la Cámara Baja y casi ha alcanzado la
mayoría en el Senado, así como 3 de los 9 gobernadores elegidos, a pesar
de que el Consejo Electoral eliminó casi un millón de electores del censo
(la mayoría votantes indígenas de Morales) por razones técnicas. En
segundo término, Morales ganó en todas las grandes ciudades (con
excepción de Santa Cruz, baluarte de la extrema derecha), y superó el 65 %
de los votos en muchas zonas rurales y urbanas empobrecidas. En tercer
lugar, Morales y el MAS vencieron a pesar de la oposición de los principales
medios de información electrónicos e impresos, de las asociaciones
de empresarios y propietarios de minas y de las intervenciones y amenazas
de la embajada de Estados Unidos. En este caso, la oposición de
las empresas estadounidenses a Evo Morales sirvió para aumentar el
apoyo popular, dando lugar a una masiva participación nunca vista. Al
contrario que los muy prestigiosos “críticos de los medios” de todo el
mundo, la gran mayoría de la gente no se dejó influir por las 24 horas de
avalancha de propaganda sucia llevada a cabo en todos los medios de
comunicación. En cuarto lugar, se ha presentado a Evo en los medios, y a
través de sus propios publicistas, como el primer presidente indígena
de las Américas, lo que en sentido técnico es cierto pero debería haberse
señalado que el presidente Chávez de Venezuela es mestizo, que un ex
vicepresidente de Bolivia fue un (neoliberal)indígena; que el presidente
peruano Toledo proclamaba sus orígenes indios y llevaba un poncho
durante su campaña electoral; que en Ecuador ha habido indígenas ocupando
importantes puestos ministeriales en el gobierno del derrocado presidente
Gutiérrez (entre ellos en Agricultura y Asuntos Exteriores). Con
excepción de Chávez, la presencia de indígenas en altos cargos no ha
servido para aprobar medidas progresistas en regímenes esencialmente
neoliberales.

La respuesta a la victoria electoral de Morales y el MAS

La respuesta generalizada de los gobiernos de izquierda, de centro y
de derecha a la victoria de Morales ha sido positiva. Fidel Castro, Chávez,
Zapatero (España), Chirac (Francia) y Wolfowitz (del Banco Mundial) felicitaron
al ganador. Estados Unidos adoptó una posición ambigua. La cautelosa
alabanza del proceso electoral realizada por Condoleeza Rice llegó
acompañada de la previsible advertencia de que debería gobernar por
“métodos democráticos” (según las indicaciones estadounidenses). Al
mismo tiempo, poco después de las elecciones, las Fuerzas Especiales
estadounidenses, con base en Paraguay, iniciaron unas maniobras
militares en la frontera con Bolivia. Las principales compañías de petróleo
(Repsol, Petrobras, etc.) expresaron su deseo de trabajar con el nuevo presidente
(siempre que respete las reglas del juego). Mientras tanto, anunciaron
que se mantendrían las nuevas inversiones.
Los dirigentes de las principales confederaciones de trabajadores: la
Confederación Obrera de Bolivia (COB), la Confederación de Mineros,
las Confederaciones de barrio de El Alto (ciudad obrera de 800.000 habitantes,
cercana a La Paz) adoptaron una prudente postura de “esperar y
ver”, exigiendo que sus primeras medidas incluyan la nacionalización
de las compañías de petróleo y gas y la convocatoria de una asamblea
constituyente. A pesar de las reticencias de estos dirigentes, incluso en
apoyar la elección de Evo, la gran mayoría de sus seguidores votaron
abrumadoramente por Morales.

En resumen, con excepción de Estados Unidos, ha habido un amplio
apoyo a la victoria de Evo, que comprende desde los grandes capitalistas
a los parados, del Banco Mundial a los indígenas descalzos de los Andes,
cada uno con su propia interpretación y expectativas sobre las políticas
que van a seguir la presidencia de Evo Morales y el Congreso con mayoría
absoluta del MAS.